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El albergue de Azofra cumple diez años


Este verano se ha cumplido el décimo aniversario de la apertura del albergue de peregrinos de Azofra. Diez años que han oxigenado esta pequeña villa gracias al flujo constante de caminantes que tienen en su horizonte el Camino de Santiago. Más de 100.000 pernoctaciones en esta década en la que la localidad se ha dotado de un nuevo edificio, cercano al albergue principal, y mantiene el que se abrió en la década de los noventa junto a la iglesia y en el que aún se puede leer en su fachada el recuerdo a Isabel de Azofra, que en el año 1168 fundó el Hospital de Peregrinos. En total, 110 camas. 
Desde la Autovía del Camino se disfruta de la vista de un pueblo del que antes apenas se apreciaba la torre de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles. Una panorámica que le que le ha colocado en el mapa para el viajero por carretera. «Hemos ganado mucho con la autovía. Se ve todo el pueblo perfectamente», apostilla Ernesto Álvarez, alcalde de Azofra. Entre sus edificios se puede adivinar el albergue, sus tres plantas con fachada que unen piedra, aluminio y madera. «El pasado año le dimos una lavada de cara y lo pintamos», apunta Álvarez, que ya vivió la inauguración como miembro de aquella corporación municipal.
El albergue se encuentra entre los más valorados del Camino. Su repercusión en la economía local es notable. Siete euros se cobra por cama, si bien oferta comedor, cocina, lavadora, ducha,… y una piscina para los pies que da la bienvenida en su patio y que agradecen los peregrinos que asoman por la calle Mayor en busca de descanso. «El albergue da trabajo directo a cuatro familias, por lo que para un pueblo pequeño como éste es importante. Además, también se benefician bares, restaurantes, tiendas de ultramarinos y comercios. Y por supuesto, el Camino supone una riqueza cultural muy importante para Azofra. Le da vida, porque estos pueblos parecen abocados al adiós», recuerda. De hecho, Azofra se puede considerar villa peregrina que en unos años cumplirá los nueve siglos. 
El albergue es una gran fuente de ingresos. Esa inercia ha llevado también al Consistorio a cambiar la señalización de todas las calles (parece como si se hubieran multiplicado) con un hilo común: el Camino. En todas ellas se puede apreciar algún detalle que relaciona la Ruta Jacobea con Azofra. En la de la calle Mayor se incluye la concha de peregrino; en la calle del Sol la imagen de la iglesia; incluso ya existe la calle del Peregrino, muy cerca de donde se supone se asentó el Hospital junto a la iglesia de San Pedro, en el año 1168. Y en todas ellas, un nexo, el Rollo de Justicia o Picota del que ya se tenía noticias a finales del siglo XVIII y que sigue en pie poco después de que el Camino gire hacia Santo Domingo. 
«Queríamos que cada placa incluyera algo representativo de Azofra: una prensa, María Magdalena, San Roque, un peregrino,… Y además, aprovechamos para poner en orden el callejero», apunta el edil.